“Si querés pasa, charlemos una vez más, pero sabes que esto se terminó”. Fueron las últimas palabras que pronunció Noelia y que escuchó su asesino antes de asestarle las 18 puñaladas que acabarían con la vida de la joven profesora. Hoy, 8 años después, sus amigas siguen reviviendo hora por hora los últimos pasos de Noelia Delic, una mujer que murió antes que el femicidio se definiera como tal. Repasar sus últimas horas no es hablar del pasado, es reescribir una crónica que continuamos viviendo a nuestro alrededor.
Una joven apasionada
El 6 de octubre de 2010, la profesora de Letras de tan sólo 22 años fue asesinada en su casa de Villa Dominico. Le faltaban pocas materias para recibirse de licenciada. Su pasión era enseñar a chicos y jóvenes, especialmente a los más necesitados como aquellos que asistían a su parroquia buscando clases de apoyo. Hija única, a Noelia no le faltaban amigos y su rápida confianza en la gente desencadenó su fin.
El comienzo del fin
Eran las 5 de la tarde de aquellos primeros días de octubre. Noelia se encontraba sola en su casa, sus padres habían salido a hacer unas compras. Estaba en piyama. Le gustaba estar así, la hacía sentir más libre. Estaba estudiando para el final Siglo de Oro de la Literatura Española que rendiría un mes después y que nunca llegaría a rendir.
Cerca de las 5.30, tocan el timbre. Antes de abrir, Noelia mira por la mirilla. Lo que tenía de confianzuda, lo tenía de precavida. ¡Ah! Era él, otra vez. Lucas. Era la octava vez que hablaban en la semana: algunas veces por teléfono, otras por mail, otras tantas, cara a cara. Y siempre con el mismo discurso: “te extraño”, “no puedo vivir sin vos”, “somos el uno para el otro”, “mi vida no tiene sentido”. Y la verdad es que la vida de ella ahora sí tenía sentido.
Ya hacía un año que habían terminado su relación, y ahora ella comenzaba a sentirse libre, libre como cuando estaba en piyama. Libre de sus ataduras, libre de sus delirios posesivos, libre de vestirse y hablar con quien quisiera. Pero no se había librado de él: lo seguía viendo en el barrio, en la parroquia (donde él también era catequista), y - ¿casualmente? – en algunas salidas que había hecho con su actual pareja.
A las 5.45 comienza la discusión terminante. Nuevamente los mismos reproches, los mismos argumentos, esas palabras que ya había escuchado interminablemente por los últimos doce meses. Si él había rehecho su vida (tenía nueva novia y tendría un hijo pronto), ¿por qué ella no podía?. “Porque NO, porque sos MIA”
El hallazgo
Lo que sucedió entre las 6 y las 7 de la tarde, nadie lo sabe. Sólo podemos conjeturar ciertas sospechas. El asesino, Lucas su ex novio, confesó unas horas después pero no dio detalles. Los padres de Noelia encontraron el cuerpo de su hija con 18 puñaladas. Estaba en el piso, a su alrededor, los libros que tantas veces había leído, cubiertos de sangre. Graciela y Pedro Delic sólo hablan de “traición”.
Un 6 de octubre a las 7.30 de la tarde fue hallada Noelia Delic. Su cuerpo era testigo de una violencia que había permanecido latente en la mente de su ex-novio. Los signos estaban a plena vista, pero aún las palabras violencia de género o femicidio no habían madurado en la sociedad. Con cierta ingenuidad, preferíamos hablar de “lo normal en el noviazgo” o “crimen pasional” como si fuera una novela rosa
Para seguir reflexionando
Marina A. Artese